Durante el embarazo, se realiza un examen de ultrasonido para
determinar el sexo del bebé. El sexo de un bebé es genéticamente evidente desde
el momento del embarazo, pero tiene que alcanzar un cierto tamaño para que esto
sea evidente a simple vista o mediante ultrasonido. Incluso si el ultrasonido
alcanza el sexo del bebé al principio del tercer mes, es decir, alrededor de
las 13 semanas, esto no siempre es posible, y se sigue más claramente en 16-17
semanas. El género se evalúa más claramente a medida que nos acercamos a la
semana 20. En raras ocasiones, puede haber errores en la determinación del
género, el género puede aparecer diferente en el examen de ultrasonido un mes
después. Esto generalmente ocurre cuando no se controla el pene del bebé. En
otras palabras, si el sexo del bebé se determinara como masculino, no habría
ningún error porque el pene fue monitoreado. Sin embargo, los errores son más
comunes en los bebés llamados niñas porque la invisibilidad del pene puede
crear la idea errónea de que son niñas.
Además de la ecografía, el sexo del bebé se controla
estrictamente durante el embarazo mediante amnocentesis (tomar agua amniótica
del útero) o mediante exámenes cromosómicos, como biopsia de vellosidades coriónicas
y cordocentesis. En estos exámenes, se observa la estructura cromosómica
femenina (XX) o masculina (XY).
Además de estos, las pruebas de determinación de género se
produjeron en el hogar. Aunque estas pruebas pueden determinar el género
correcto en un 80%, no se recomiendan debido a algunos inconvenientes y están
prohibidas en algunos países.
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